La ley del péndulo
Ciertamente la humanidad vive entre el batallar de la antítesis, entre la lucha cruenta de los opuestos. A veces nos encontramos muy alegres, contentos; otras veces, nos hallamos deprimidos, tristes. Tenemos épocas de progreso, de bienestar, unos más que otros de acuerdo con la Ley del Karma
También tenemos épocas críticas en lo económico, en lo social, etc. Hay veces que nos encontramos optimistas en relación con la vista y hay veces que nos sentimos pesimistas. Siempre se ha visto que a toda época de alegría, de contentamiento, le sigue una temporada depresiva, dolorosa, etc.
Nadie puede ignorar, de que siempre estamos sometidos a muchas alternativas en el terreno práctico de la vida. Por lo común, a las épocas que nosotros denominamos “felices” siguen épocas angustiosas. Es la Ley del Péndulo la que gobierna realmente nuestra vida. La gente toda, en sus relaciones o interrelaciones, vive completamente esclavizada por la Ley del Péndulo: tan pronto suben con la alegría desbordante cantando victoria, como se van al otro lado deprimidos, pesimistas, angustiados, desesperados… La vida parece complicarse toda, de acuerdo con la Ley del Péndulo: las altas y bajas de la moneda, subidas y bajadas de las finanzas, las épocas de maravillosa armonía entre los familiares… Los tiempos de conflictos y problemas se suceden todos inevitablemente de acuerdo con esa Ley del Péndulo.
Conclusión: ¡Somos esclavos de una mecánica! Si alguien nos da palmaditas en el hombro sonreímos tranquilos, si alguien nos da una bofetada contestamos con otra; si alguien nos dice una palabra de alabanza felices nos sentimos, pero si alguien nos hiere con una palabra agresiva, nos sentimos terriblemente ofendidos. Cada cual puede hacer de nosotros lo que le venga en gana. No somos dueños de nuestros propios procesos psicológicos, somos verdaderas marionetas que cualquiera maneja.
Tenemos que volvernos comprensivos, reflexivos, aprender a ver las cosas en la vida tal como son. Obviamente, que cualquier cosa en la vida tiene dos caras. El error más grave en nosotros consiste precisamente en no saber mirar las dos caras de cualquier cosa o de cualquier circunstancia. Siempre vemos más una cara, nos identificamos con ella y sonreímos, pero cuando se nos presenta la antítesis de la misma, protestamos, rasgamos nuestras vestiduras, tronamos y relampagueamos. No queremos nosotros, en verdad, cooperar con lo inevitable, y ese es nuestro error. Cuando uno se acostumbre a ver cualquier circunstancia, cualquier cosa, cualquier acontecer, en forma íntegra, unitotal, con sus dos caras pues se evita en la vida muchos desengaños, muchas frustraciones, muchas decepciones, etc.
Mente y Meditación
V.M. Samael Aun Weor